miércoles, 2 de julio de 2014

FELIPE PARDO Y ALIAGA

FELIPE PARDO Y ALIAGA

*      BIOGRAFÍA
Nació en Lima, 1806 en un hogar de Linaje aristocrático. Al proclamarse la independencia, la familia Pardo y Aliaga  adversa al nuevo régimen se traslada a España donde fue objeto de esmerada educación. Ingreso al Colegio de San Mateo que dirigía el poeta Alberto Lista, sacerdote jesuita que educaba en un ambiente de severa disciplina; este mismo patrocina la Academia de Mirto, en que agrupó a sus discípulos entre ellos Pardo y Aliaga, José Espronceda. Y Ventura de la Vega.
En 1828, retorna a Lima. Al pisar suelo natal escribe una insólita “Oda a un peruano al regresar a su patria” (Elogio encendido a la Libertad). Frecuenta ambientes conservadores: “La Tertulia” de José Maria Pando y la “Academia” de Mora. Inicia estudios jurídicos en San Marcos; colabora en “El Mercurio Peruano” y “El Conciliador”.
Estrena “Frutos de la Educación” (1829) que le perfila como un tenaz anticriollista.
En busca de salud viaja a España, al no conseguirla retorna a Lima, ciego y paralítico muere el 24 de diciembre de 1868.
Pardo desde las páginas de su periódico “El Espejo de mi Tierra” combatió al nuevo sistema gubernamental y las nuevas costumbres; lanza duros ataques y mantiene ardua polémica con el “Cojo” Larriva, Segura y otros criollistas atrincherados en los periódicos “La Bolsa” y “El Moscón”, “Contra el Espejo de mi Tierra”


Obra
Llamado “El Señor de la Sátira”, “El Padre del Costumbrismo Peruano”. Lo más destacado de su obra está en la poesía satírica; es decir; en la producción chispeante y polémica. El campo más amplio y próspero es la letrilla. Poesías sabrosas en que asoma la crítica juguetona, recogida en “Los Paraísos de Sempronio” o en “El Ministro y el Aspirante”; con tonos agridulces de la política criolla.
“Que guapo chico” o “A mi Levita” son iniciales manifestaciones dentro de un aspecto generalizador y no incisivamente político del cuadro social de la época reflejado en la poesía nuestra.
Después la obra letrillesca se centraliza en el ataque político o en el sarcástico juego donde se exhibe una poble organización social y administrativa.




“Señor ministro,
sabe vucencia
cómo administrativo,
con qué vehemencia ,
con qué desvelo
defiendo y celo
con qué servicios
libre de engaños
y desperdicios,
hace dos años
y cuatro meses,
los intereses
que a mis cuidados
enmendados
el fisco tiene …
- ¿y eso qué viene? … “

Que nos muestra, por una lado, el desorden de la administración pública, la rémora burocrática; y también la maña economía doméstica y los infundíos de los empleados pedigüeños.
En la letrilla “El ministro y el aspirante” se aprecia la eterna lucha de los que están en el poder contra los que no lo están. Letrilla evidentemente escéptica al mostrar disgusto por los dos lados en que se da el problema político.

“No es posible estar mejor:
el amor el orden cunde,
la hacienda va de primor
y la instrucción se difunde,
gobierno tan bienhechor
forzoso será que funde
la gloria de este hemisferio.
esto se lo lleva el diablo:
el desorden que se nota
no lo ataja ni san pablo:
la hacienda está en bancarrota.
Y o no sé yo lo que hablo,
o hace este gobierno idiota
del país un cementerio.
éste quiere un ministerio.”

Tenemos otro claro ejemplo de la poesía de Pardo y Aliaga en las estrofas de “Los Paraísos de Sempronio”:
“Si yo fuera presidente
¡Bello  el país sería!
¡Ah! ¡Cómo se elevaría!
Prontamente … ”.
Después llenaría un conjunto de epigramas, de sonetos, de poesías de tono menor, con mayor intimidad o mera intención de recreación literaria como a “Pepa” o “Mercedes” y “A mis amigos”.
La prosa de Pardo y Aliaga se manifiesta en artículos periodísticos en su periódico “El Espejo de mi Tierra”. Estos son magníficas estampas de costumbres limeñas: “Un Viaje”, “Carnaval”, “Amancaes”; todas ellas configuran tipos pintorescos. Por ejemplo en “Un viaje ataca el engreimiento”  limeño:
“El niño Goyito está de viaje. El niño va a cumplir cincuenta y dos años; pero cuando salió del vientre de su madre le llamaron niño Goyito; y niño Goyito le llaman hoy; y niño Goyito Goyito le llamarán treinta años más tarde; por que hay muchas gentes que van al panteón como salieron de vientre de su madre”.
Tendríamos por último sus comedias como “Frutos de la Educación”, que con el principio moral de toda su obra, resulta un ataque a los bailes populares de la época:
“Zamacueca de alto bordo
zamacueca de borrasca
de aquellas luciferinas”

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